¡Ay, si pudiera decir lo que siento
y al decirlo, no más, no insultaría
a tanto imbécil que en el mundo vive
envanecido en sus cuantos cobres!
¡Ay, si pudiera decirles lo que siento
el asco que me da ver sus grandezas
y ese orgullo maldito que les llena
como un globo de viento la cabeza!
Pero se ve en los hombres egoístas
algo que nos consuela y nos conforma
y es que son:
Cuanto más egoístas ¡Desgraciados!
cuanto más desgraciados ¡Egoístas!
Y en tanto que los veo, me conforta,
vivir con el sayal del franciscano
llevando mi talega siempre a cuestas
y limosnas de amor entre las manos...
Chepén, 30 de setiembre de 1939.
Ulises Robles Viera.
N.R.- Publicado en el Diario "La Unión" de Pacasmayo.
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