AUTOR:
ULISES ROBLES VIERA
MONUMENTO AL LIBERTADOR
GRAN MARISCAL
RAMÓN CASTILLA
EN EL CENTRO DE LIMA.
TUMBA DEL MARISCAL LIBERTADOR
DON RAMÓN CASTILLA
EX-PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
DEL PERÚ.
LIBERTADOR DEL PERÚ Y
DE LOS NEGROS. ELIMINÓ
EL TRIBUTO QUE TENÍAN
QUE PAGAR LOS DESCENDIENTES
DE LOS INCAS.
ENTRADA PRINCIPAL DEL
PALACIO DE GOBIERNO
EN LIMA-PERÚ
LUGAR DESDE EL CUAL EL LIBERTADOR
MARISCAL DON RAMÓN CASTILLA Y
MARQUESADO GOBERNÓ AL PERÚ EN
LOS PERÍODOS 1845- 1851 Y 1855-1862.
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N .R.- ULISES ROBLES VIERA EL AUTOR
DE ESTE POEMA NACIÓ EN LIMA
EL 15 DE JUNIO DE 1903 Y FALLECIÓ
EN LIMA EL 13 DE JULIO DE 1955
GANADOR DE LOS JUEGOS FLORALES
DE LA CIUDAD DE TRUJILLO-PERÚ
EN EL AÑO 1953, SE HIZO ACREEDOR
A UN BOTÓN DE ORO, UN DIPLOMA
Y UN PREMIO PECUNIARIO. ADEMÁS
GANÓ OTROS PREMIOS, QUE EL MISMO
DETALLÓ EN UN REPORTAJE HECHO
POR EL DIARIO "ÚLTIMA HORA" QUE
ESTÁ PUBLICADO EN LA
ENTRADA DE ESTE BLOG TITULADA:
ENTREVISTA A DON ULISES ROBLES VIERA
EL PRESENTE BLOG HA SIDO CREADO
Y ES ADMINISTRADO
POR SU HIJO:
EMILIO ULISES ROBLES HORA.
ESTE POEMA ES MUY EXTENSO Y NO
SE TIENE LA COPIA FINAL PRESENTADA
AL CONCURSO; POR LO TANTO, SE TRATA
DE UN BORRADOR ORIGINAL QUE HEMOS
PASADO COMPLETO EN ESTE BLOG.
ALGUNAS LETRAS DEL AUTOR NO SON
MUY ENTENDIBLES POR LO QUE SE
HA OPTADO POR PONER ENTRE
PARÉNTESIS TANTAS EQUIS, CUANTAS
LETRAS CONTENGA EL ESCRITO.
CUANDO SE CONSIGA
DESCIFRARLAS SE PONDRÁ
LA PALABRA CORRESPONDIENTE.
N.R.- DE LAS 14 PALABRAS QUE NO SE
ENTENDÍAN EN UN PRINCIPIO,
HEMOS PODIDO CORREGIR 9.
POR LO TANTO, AHORA SÓLO
FALTAN 5 PALABRAS PARA TENER
EL POEMA COMPLETAMENTE
TRANSCRITO DEL ORIGINAL EN
BORRADOR QUE POSEEMOS.
SAN BORJA, 17-02-2015.
"AÑO DEL LIBERTADOR MARISCAL
RAMÓN CASTILLA"
" CANTO
A
CASTILLA "
AÑO DE MCMLIV
Para el Concurso de la Revista Fanal
Original del poeta laureado Don
Ulises Robles Viera
Ganador de los Juegos Florales
Municipales de Trujillo en 1953
2a. Página.
Dedico este poema a mi menor hijo
Emilio Ulises para que se inspire
en las glorias del pasado de su
patria y sea un excelente ciudadano
en el porvenir.
El autor.
3a. Pagina.
Cuando yo estaba a solas
en mi grave aposento,
moviéndose en el viento
con inquietud vivaz,
una ventana había
que daba hacia el oriente
allá, de donde sale
para alumbrar el Sol...
Inquieto y pensativo
tenía la mirada:
Quizá si en la ventana
de vidrios apagados
que el tiempo los pusiera
sin brillo y sin color,
se reflejara el ansia
viviente de mi ensueño
de anhelos infinitos
de beatitud suprema;
¡Poeta! Tú, que cantas
la majestad de Dios...
Y sobre el blando arrullo
de céfiros muy suaves
traída en los celajes
como si fuera un tul,
llegó hasta la ventana
una mujer muy bella;
una mujer muy pura
de rostro de azucena,
de adormecidos ojos
que parecía en ellos
que se escondió la luz...
Fue una visión divina,
la de la frente pálida,
de blonda cabellera,
de boca tan preciosa,
que en la miel de sus labios
florecía en panal,
donde la Primavera
cogiéndola amorosa
libara de su flor...
El iris de sus ojos
radiante en sus destellos;
flotantes sus cabellos;
el oro de la gracia
pulíase entre ellos;
y en las manos traía
los laureles de plata
que allá tras del Olimpo
le regalara Zeus.........
.................................
La habitación llenóse
de un amplio encantamiento...
me pareció que era ave
tal vez si fugitiva
de alguna parte ignota
esta mujer divina
que penetró al azar.
-¿Quién eres?- Dije al punto -
Y cerca de mi mesa,
donde trabajo siempre,
me dijo: -¡Anda y escribe!
que te traigo un mensaje.
Yo soy la que a los héroes
les doy la eternidad.
El gran Fidias fue mi hijo,
y, allá en la Samotracia
esculpió la Victoria;
Scopas ideal,
sobre mi manto virgen
que se adornó en topacios
bordado por la manos
a la posteridad.
Yo a Napoleón en Francia
le ceñí la corona
con el manto de abejas
de la fecundidad;
y a Alejandro en el Asia
lo llevé hasta el misterio
de los templos budistas
donde se quema incienso
a los dioses del mal...
Crucé por las montañas,
atravesé el abismo,
y encontré al solitario
que domina la ciencia,
y le vertí en su copa
la opulencia imprevista;
y le impregné con oro
la túnica inconsútil
para que brinde al orbe
su nombre de inmortal...
Yo soy la Fama, amigo:
Estoy aquí contigo...
Anda, escribe en el libro,
que te voy a dictar...
En tanto que otras sombras
cruzaban la ventana
y tomaron asiento
con gran recogimiento
para saber lo cierto
de lo pasado vivo,
de lo que fue y que es...
Y fueron las Tres Gracias,
las Artes y las Musas
las que escucharon mudas
el oráculo abierto
de la eterna Cumana
que estremeció mi ser...
Allá en el jardín bueno,
que cultivo en mis sueños,
sobre un gran lirio blanco
los claveles de fuego
parecían (xxxxxxxx)
como gotas de sangre
a la amada bandera
que se mueve y se agita
y se pone a cantar....
Y me embriagué en la gloria;
yo, que vivo en silencio,
asaz, meditativo,
como algún tronco viejo
que le arrullan sus plantas,
el arroyo furtivo
de las piedras que cantan
a la dulce esperanza
de lo que vio nacer...
Ciego como Herodoto,
manco como Cervantes,
impasible quedé...
Había en mi Helesponto
otro nuevo Lepanto...
Las musas en mi cuarto:
La Fama me dictaba;
y sus rubios cabellos
confundían mi aliento
como esos sueños que parecen ciertos
como sale la aurora hacia el amanecer.
Y penetré al Parnaso
temblándome el espíritu,
con silencioso paso
y por tercera vez...
Ahí estaba Virgilio
conversando con Dante
en tanto que Walt Whitman
se me acercó muy quedo
y me dijo: ¡Poeta!
Anda y canta al pasado.
Tú que tienes el plectro
tiempla tu lira y canta.
Bebe del vino puro
de aquel de los renuevos,
de ese rubio champaña
que guarda en sus bodegas
el Júpiter tonante
y que da en sus efluvios
la Santa Inspiración............
.........................................
¡Oh, patria idolatrada!
permíteme que exalte
las glorias de tus hijos más preclaros;
la excelsitud sin límites
de don Ramón Castilla,
del héroe legendario,
del hombre que hasta el último,
llevó tu nombre santo,
de tu pureza a flor de labios.
Permíteme que ofrezca
y penetre al Santuario
y deje sobre el arca
la prenda más sagrada
de (xxxxxx) sacrosantos.
A tí, a quien amo, con el amor de un niño
y reflexión del hombre,
cuando veo tus llanos,cuando veo el océano,
y la floresta en que te abraza el río
ciñéndote con besos de esmeraldas.....
A tí, a quien veo, en cada día grande,
en cada día fuerte
por el fecundo esfuerzo de tus hijos;
por la arrogancia de tus grandes cumbres.
Y el cristalino espejo de tus lagos...
Yo que te sé feliz en todas partes
o ya en los caseríos y palacios,
en las tierras feraces y el desierto
donde surge el petróleo a manos llenas
para darle a la patria la riqueza...
Yo que te veo siempre que caminas
cada vez adelante y al progreso...
Permite ¡Madre Santa! que yo cante
la gloria impenetrable de tus hijos...
Y, a tí, la Democracia
la que el esfuerzo premias y el trabajo
¡Permíteme que cante
al defensor más grande en tus principios,
aquel hijo del pueblo que llegara
con sus propios esfuerzos a ser grande
y que, al llegar al solio de Pizarro,
no lo mareó la altura ni el badajo!...
¡Permíteme que cante de Castilla
en el Gran Mariscal, al grande hombre,
el que en segura senda puso firme
los modernos cimientos de la patria!...
Se extenderá mi voz, al infinito
a proclamar las glorias de Castilla
y la fama inmortal de ese gran hombre.....
..................................
Cuando vuelan los cóndores
y suben a la altura.
¡Qué majestad imponente
la de sus raudos vuelos!
¡Qué excelsas las distancias
que rasgan en sus velas!
¡Qué blancas las gorgueras
de plúmbeos capitanes!
de aquellas grandes aves
que parece que vienen
de una extraña región.
Y allá tras los espacios
poblados de quimeras
sobre la peña inútil,
en la oquedad salvaje,
el hijo de los cóndores
se pone a contemplarlos
hasta perder su vista
en el espacio azul...
Levanta la mirada
al paso de sus dioses
los amos de las cumbres
que van revoloteando
sus alas y sus ansias,
mirando desde lejos
la soledad del mar.
Yo vi pasar las águilas
en busca de los cóndores
en los blancos navíos
de reyes extranjeros,
prendidas de las gavias
contemplando altaneras
el nido de los cóndores
allá, en la inmensidad...
Las águilas hambrientas
salieron a la playa
y a buscarles pelea
marcharon desde el mar...
Las vi llegar valientes,
las vi llegar audaces;
las garras afiladas
sobre sus pechos blancos
portaban una cruz....
Llevaban sus cuarteles
con la brava arrogancia,
oros, campos y gules
con los leones rampantes
los grifos y el azur.
Y vi llorando a un inca
cuando escuchó la antara
allá, cuando en poniente
se suicidaba el Sol...
Las águilas volaban;
los cóndores lloraban desconsoladamente
la muerte de su dios
Y vi la lucha cruenta
y los grandes combates
allá tras la fiereza
de sierras imponentes,
las águilas doradas,
los cóndores plateados
como esos penitentes
que se vuelven ancianos
cuando una gran tragedia
se oculta en su interior...
Y fue ese encuentro bronco,
una lucha salvaje
en que brotó la sangre
teñida de rencor....
para salir de éste maravillosamente
el árbol que más tarde
dio el fruto tentador....
Cayera el cóndor muerto
ante el abrazo fiero,
quedando en las heladas
escarpas de las sierras
el fruto de aquel odio
que se tornó en amor...
El blanco de la Hispania
que le ofendió soberbio
en ese cobre antiguo
de príncipes de raza,
del rojo Manco Cápac
y de Apus soñadores
y de Akllas que se encantan
cubriéndoles de besos
al hijo de las águilas,
retoño de los cóndores
que se elevó hasta el cielo
con su clamor de paz.
De ahí que el cobre rojo
cuando en la plata estalla
parece el oro viejo del dios de la batalla
parece que no ha muerto
su majestad el Sol.
Así nació Castilla,
de la raza cautiva.
¡Salió la clarinada
de su vida triunfal !
¿Qué fue Tarapacá?
¿No fue un gran nido?
¿Qué fueron sus alturas?
¿No eran cumbres?
¿Qué fueron esos cóndores?
¿Sus padres?
¿No fueron a sus nidos
a defender de leones?
¿No fueron esos cóndores altivos
que allá en Tarapacá nombre bendito,
arrebataran para siempre el hito
que lleva la victoria al infinito?
No es la cuna dorada
que muchas veces la molicie esconde
donde nacen los cóndores y leones;
y el gigante de acero,
el superhombre,
nació con un presagio de infinito
como nacen los leones y los cóndores
..............................................
Simbólica visión fue su pecado
si es pecado el amar como él amaba
amar la patria con amor de hombre.
Virtud fue su humildad, su dulce trato
que a la distancia hablaba de su nombre.
En la tremenda escena
fue su pasión el pueblo y su destino,
la clara admonición de su civismo.
Fue la Unidad Histórica su anhelo;
la libertad del pueblo y de las razas.
..................................................
Se llenaron los Andes de gratas aleluyas.
La pampa solitaria clamó en sus zapotales,
allá en el escenario de la tremenda hazaña,
convulsionó la sierra y estremeció la costa
con su espada incansable por tupidos breñales.
Y así escucharon ellos, los llanos amazónicos,
entre la selva abrupta del recio Mato Grosso.
Él llevaba prendida la imagen de la patria
allá sobre su pecho, cual los viejos titanes...
Y dijo la montaña - Yo lo vi pasar fiero
con el agua hasta el pecho cruzando la corriente;
en la mano el tridente cual si fuera Neptuno,
como el dios de las aguas en la maraña agreste.
Gruñían los jaguares, silbaban las serpientes
e impasible volaba donde estaba el destino.
De Apolo, el Belvedere
lo conservó en la piedra,
aquella gran estatua
tallada por el cincel de Lísipo.
Castilla fue grabado por el cincel telúrico,
la tempestad heroica
y el viento de la lucha.....
No fue como esos hombres que nacen entre encajes,
ni la diosa Fortuna amadrinó su cuna.
Tal vez si un viejo Amauta de ritos ancestrales
vaticinó su suerte con versos de Haravicus.
Sopló por su semblante la brisa de la guerra;
la libertad sagrada asiera sus pañales,
y los soberbios dones del Espíritu Santo
erigieran el pesebre en que empezó sus cuitas.
Fueron sus reyes magos las artes y las ciencias;
el uno llevó el oro de la Gracia Divina
cubierta de brillantes de las sublimes obras;
el otro llevó el pico donde se abate el Ande
sacando de su entraña innúmeras riquezas;
el otro los machetes que talarán el bosque.
Poetas cantarían su nacimiento ilustre
y las ciencias profundas le velarán el sueño...
Hay hombres que en la aurora
presienten sus destinos;
y saben en qué altares harán sus sacrificios.
Hay hombres que revelan su ocaso cuando nacen.
¿No fue la Estrella errante que se asomó en la noche
la llama crepitante del alma de Jesús?
Hay hombres que nacieron para cumplir hazañas,
vibrantes en la idea, sublimes en esfuerzos.
No importa el vaso tosco de tierra de alfarero,
si en ese vaso obscuro se ocultan los diamantes.
Hay hombres que levantan su espíritu selecto
y veloces navegan por campos ideales
donde no pueden otros llegar como mortales,
son hombres que se encarnan en la antigua leyenda
donde naciera el mito de la increíble hazaña...
Y así desde la altura,
nos miran como águilas
posar sobre la tierra
nuestra ansia de gusanos.....
¿Viriles? Sí. Viriles
no viven de cadáveres.
No van al cementerio
con gritos de lechuzas.
Constructores de pueblos fabrican paraísos,
los vergeles les nacen
de los dedos rugosos
y en las frentes les brotan
primorosas mañanas
y en las bocas les salen
encantadas sonrisas;
y en donde estuvo el odio
reviven los rosales;
la paz es su ventura,
la Industria su regazo.
No les importa nada
que escupa el impotente
ni que enseñen los dientes
furibundos chacales;
pasarán ante ellos
serenos sonrientes
la promesa en los labios
por el albo camino...
Fue don Ramón Castilla
quien ofrendó en la historia
el valor de una raza
que admirará a la gloria...
¿Cabalgan?, Sí; cabalgan
por los espacios mudos
los alados centauros que llevan en sus grupas.
Cegado por el humo el grito de Ayacucho;
de Junín en el llano, de Yungay la victoria,
de Ingavi el ostracismo
que sacudió más tarde
el grito de Arequipa...
Sereno imperturbable, Castilla estuvo ahí
¿Es acaso la patria un peñascal de ídolos?
¿Un foso de ambiciones, un tumultuoso océano
de envidias y traiciones
donde a veces, se sacan
los ojos los hermanos?
O un cuerno de abundancia
que nos alienta a muchos
a coger las monedas
que salen de sus manos?
¿O es la heredad común
que el gran tarapaqueño
la conservó intangible
llevando a la victoria
con el pendón en alto
ondeando en Mapasingue
el olivo de paz
con las armas en blanco?
Hay veces que hay estrépitos
en los cuarteles rudos,
se levantan las armas
y el ruido de cañones
apuntan impetuosos
hacia lugares puros,
donde quizá, se encuentra
la paz y la abundancia.
Hay arrestos soberbios,
inútiles esfuerzos.....
Hay clarines que tocan
sin saber para qué....
Hay locos desvaríos
y burdas pretensiones.
Los hombres hacen cosas
que nadie las prevé...
Y vuela el genio heroico,
el mostacho caído;
un gesto los fulmina,
una mirada mata,
si es que a la patria toca
la baba nauseabunda
de los que siempre piensan
llevársela en los pies...
Allí del solitario guerrero y diplomático
¿Acaso un buen dentista no cura a un general?
Castilla entre sus labios
lleva la frase heroica
la frase que la historia registrará después.....
Por su perseverancia,
por su visión futura,
su espíritu selecto
cubríase de triunfos;
marchar hacia adelante
se lo imponía el genio,
y hacia adelante iba
cubriendo las distancias....
No se llamó guerrero
quien hizo tantas cosas.
Era la paz primero
la esencia de sus ansias...
En el tibio bohío
el negro sensitivo
reclamaba en sus quejas
vivir con sus deseos....
Y las volutas de humo
de las humildes chozas
subían en plegarias
clamando por descanso....
El indio taciturno
se revolcaba inerme
en medio de una inmensa
mirada de desprecio:
Será la tierra libre;
no pagarán tributos
quienes fueran los dueños
del colosal imperio
que hicieron nuestros incas....
Pasmó de admiración a grandes hombres
él que había nacido quizá con signo adverso.
Buscaba la armonía de la América toda
haciendo que resuelvan sus quejas en congresos.
De Iquitos al Callao, del Loa al Tumbes
tenía siempre en su alma
despierta y ardorosa
el decreto que calma,
la visión generosa
que transformar pudiera
la fuerza de las cosas.
Tenía en el orgullo de soldado
la grandeza intuitiva del artista.
En el hogar patricio
al pie de su mujer que era una dama
y a la vez una tea con su ardiente querer
hacía para él mil sacrificios.
Penélope tejía y destejía sus ausencias
sin apartarse de él.
Castilla siempre tuvo el raro intuitivismo
que siempre han albergado las almas de los genios.
¿Político? Fue noble.
¿Estadista? Soberbio.
Ninguno le engañaba
ni le engañó después...
Por eso es que en las grandes
cuestiones nacionales
Castilla fulguraba,
su palabra era oráculo,
su intervención precisa:
Castilla era la ley.
Certero en sus designios
escoge a los que manda.
Nada le arredra a él,
ni la derrota.
Sabe hacer con los grillos
más cañones
y vino del destierro a su cuartel.
Integérrimo él, incorruptible
opone al trance de enemigo acero
todo el frío valor del espartano
y cae y se levanta y marcha fiero
a castigar la afrenta del hermano
como lo supo hacerlo, como él....
¡Oh blancas azucenas!
¡Oh suaves margaritas!
¡Oh dulces trinitarias!
de la virtud y amor.
El monje lleva en su hábito
la ascética ternura,
el militar la patria
metida dentro de él...
Y fuera el uniforme
al que brindó sus triunfos.
Tal vez si no es el hábito
de la renunciación...
Principios solidarios,
esfuerzos gigantescos.
Él sabe que su suerte
depende de la muerte
que tarde o más temprano
se exigirá de él.
Por eso es que el soldado
no tiene más afecto,
sus padres, sus hermanos,
amigos y mujer...
Se pierden en las brumas
cuando la patria llama,
se quedarán sin él.
Y en la tremenda hazaña
se quedarán los muertos,
diciéndole: presente,
hasta la eternidad.
Y allá, tras el reducto,
llevarán los que quedan
arriba para siempre,
muy alto el bicolor...
Los muertos ¡Ay! los muertos
reviven sus hazañas;
pero la patria queda
y el huracán se fue.
Bandera, ¿Qué es bandera?
Es una cosa santa
es lo mejor que existe
para cualquier país
un trapo de colores
que enjuga nuestros llantos,
la libertad bendita
concreta lo que es.
Y allí cuando el soldado
la coge entre sus manos
para salvar la honra,
cuando hay peligro insano,
la paz y la alegría
producirán la mies.....
Cuando le gusta a un hombre
el ruido de las armas
y va de pequeñuelo
llevándolas al cuerpo...
Y escucha los reclamos
airados de sus padres
y aprende en el pasado
lo que fue y lo que es;
las glorias de la patria,
sus triunfos y fracasos,
tal vez si allá en sus venas
le hierva el sacrificio
y ofrezca de antemano
ser el Isaac del pueblo
para salvar la ley.
Cuando le dicen éstos:
La patria también sufre.
¿No ves que tiene el nombre
sublime de mujer?
Se necesitan hombres
que sepan defenderla...
Se vuelca en esas almas
de los niños heroicos
ese ardor increíble
que los hace invencibles;
y van con sus tambores
a los puentes de Arcola,
cubiertos de arrogancias,
ondeantes los cabellos
y son ejemplo vivo
de lo que son después...
Ramón Castilla niño
fue un héroe de leyenda;
¿Hombre? Fue un gran patriota
cuya actitud señera
sirvió de derrotero
para el Perú de hoy.
De todo hubo en su vida
de triunfos y derrotas
¿Ausente? La bandera
sus sueños de muchacho.
Si allá en París estaba
la catedral famosa
¿No es cierto que acá en Lima
la catedral peruana
tenía los altares
mejores que la otra?
Un soldado peruano
no conoce el cansancio;
ni sabe de fatigas,
será como el centauro del alado corcel.
¿Dónde está la bandera
concluirá el camino,
aunque sea a cien leguas
debera descansar...
¿Acaso a esos ancianos
que esperaban sus pagos
no los hizo marchar
como en sus tiempos mozos?
¿Y el cañoncito de oro
que disparó un empleo?
¿Y las cuentas escritas
en el debe y haber?
¿Y aquella estatua ecuestre
de don Simón Bolívar?
¿Y el coronel amigo
que perdonó la vida
cuando quiso quitársela
por envidia tal vez?
¡Oh heroico constructor valiente y sabio!
Quién como tú que supo en el secreto
penetrar en los hombres, sin entrar de través;
y que diste la mano del perdón a los otros,
porque sabías que eras
del inmortal madero
del que llevó la cruz...
Tu figura se enclava
con fulgor en la historia.
Redimiste al esclavo
con el gesto grandioso:
¿Por qué los negros lloran
si también son peruanos?
Hay veces que la noche
es mejor que la luz.
Y el bravo militar de las campañas
del honroso uniforme nacional
que ennegreciera el humo de las balas
nos mira desde su urna de cristal.
El bravo militar, el gran soldado
no desdeñó el arado ni las letras.
En donde hubo talento, estuvo él.
Hizo la guerra para darle al pueblo
aquello que no saben los tiranos:
Castilla fue el "soldado de la Ley".
Soldado que luchó con la impudicia
con el rastrero, el malo y el servil.
La Patria es un Estado soberano
y el que no la comprende: ¡Pobre de él!
Soldado que buscaba a los poetas
allí, en su corazón tenía miel....
Allí del pueblo a quien abrió los ojos...
¡Constitución! pidieron los humildes.
Cuando el pueblo se gobierna por sí mismo
ya no puede existir la esclavitud...
El hermoso uniforme, las medallas
¿Qué le valieron a Castilla más?
la gratitud del pueblo soberano
que supo que por él llevó su cruz.
Y penetró en la selva el gran reclamo
y los campos cruzó el ferrocarril;
y por el aire fueron las noticias
que el progreso le dio a nuestro país.
Los mares los cruzaban los navíos
a pasear orgullosos la bandera
que el trabajo le dio a nuestra nación;
y la "Amazonas" le dio la vuelta al mundo
bajo el mando del bravo Boterín
¡Castilla! Sí, Castilla le dio al orbe la noticia
del Perú soberano en el confín....
Hombre de empresa, de palabra suave;
no la estulticia con el gesto adusto,
ni el interés mezquino de sí mismo
sino el afán de hacer una gran patria,
fuera su norte, fuera su ventura,
ya sobre el llano o en la campaña ruda,
jamás supo Castilla de altivez.
Inteligencia meridiana y clara,
temerario y audaz; astuto y grave,
era el titán que enderezó la nave
y la puso en el centro de la ruta.
Fue colosal su obra, sus campañas
rudas como su esfuerzo y cual su angustia,
de uno al otro confín de nuestra patria,
proclamarán su gloria inmarcesible.
El Santo de la Espada fue su amigo
y ya de su vejez el gran patriota
libertador de pueblos y de pueblos
que libertara con su espada un mundo
supo beber del vino del recuerdo
que agradecido diera su soldado.
¿Qué cosas dio Castilla a los peruanos?
Les dio la libertad del pensamiento
y rompió las cadenas del esclavo;
les dio la libertad del sentimiento
les enseñó que el odio y la disputa
nada construyen ni de nada salvan;
y que el trabajo nos redime a todos
cuando ponemos en él nuestra esperanza
nos enseñó que en el Perú hay todo
que es inútil la fuerza sin derecho
y que las armas deben estar prontas
cuando se trata de salvar la patria.
Nos demostró con la campaña histórica
que tocaron los hombres de Huancayo
que sin Constitución los pueblos viven
en el mayor olvido y la desgracia.
Cuando al esclavo le rompió cadenas
nos enseñó su espíritu grandioso.
Es el hombre de barro, el Universo
tiene un solo color, el del trabajo.
Fulminó, derrotó, fabricó;
subió a la cumbre;
bajó al abismo sonriente y triste
se hundió en el barro con su humilde frente,
volvió a subir sin reclamar, tranquilo;
la adversidad se puso de su lado
una y mil veces; pero, al fin, llorando
le abandonó mirándole tan bravo.
Él, que tenía el corazón de niño
abrigaba en su pecho la tormenta.
Él, que encontró la patria en el abismo,
poderosa y feliz la dejó muerto....
Hay un gran templo
al que penetran solamente algunos,
los que están libres del pecado impuro
de traicionar la libertad del pueblo...
Y ante ese inmenso diapasón de pruebas
donde lloran las glebas
y le piden milagros a los dioses;
se encarna el Dios de la Justicia
vuelto carne,
porque Dios es justicia y su justicia
nos redimió con sangre en el calvario.
Y en ese lugar santo, penetrando
el alma firme, el corazón sensible,
penetró el Mariscal llevando en alto
todo lo que hizo por salvar al hombre;
al ciudadano que amparó en las leyes
y llevó siempre por caminos rectos.
No fue su patriotismo una quimera
él lo llevó en el corazón sediento,
sediento de ventura y realidades.
Él penetró en el templo y su lámpara
quedará iluminando eternidades.
Feliz culminará con sus deseos:
la Razón, la Justicia y el Derecho
lo encontrarán en todas ocasiones
con la luz que le den sus grandes hechos.
Sus palabras precisas y tajantes
lo hicieron colocarse en la balanza
donde pesando justos lo que es suyo.
Era el fiel que se impuso en el esfuerzo
de un gobierno difícil por las cosas
. Rodeóse de hombres grandes y capaces
en que el talento, la virtud y el genio
los hizo necesarios a la patria.
Alma lozana y colosal, el bronce es poco
y el granito blando
para grabar sus hechos tan grandiosos;
piadoso mirará a las muchedumbres
como otean las águilas y cóndores
el gran paisaje ubérrimo peruano,
él, que soñara con la patria grande.
Castilla tuvo un solo afecto santo:
ver a la patria levantarse en alto;
si los Alpes son altos, son más altos
los sagrados nevados de los Andes...
La vida de los pueblos se gobierna
con el saber y con amor rendidos;
no caben los tiranos con su audacia
hacerse un trono porque está el cadalso.
Tal vez si fuera un sol que en el espacio
entre un clamor de rayos y de truenos
fulgurara tremendo en la galaxia
para dejar regueros de esperanzas
a través de los siglos y los siglos
y su virtud sin tacha y su heroísmo.
Era cual Clemenceau en democracia
un Abraham Lincoln que portó el olivo
cual si fuera otro nuevo Gettysburg.
Y libertó a la raza de los negros cautivos
y a los indios les puso vestiduras de paz;
después del sufrimiento, la confianza.....
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Una patria es el muro que lo besan
los que abandonan a su lar querido
y que son peregrinos que regresan
el alma triste, el corazón herido;
una patria es la amada que dejamos
en el bosque sagrado del silencio
y que al besar sus labios prometemos
perdurar su recuerdo en nuestros hijos.
En el tremendo drama de la vida
¿Qué fue Castilla para nuestra patria?
Fue la ilusión que persiguió en sus horas;
la eterna amada que espera en su puerta escondida
para envolver su frente con la gloria.
Por eso estuvo por ahí, siempre despierto
a disputar la muerte en las victorias
Castilla tuvo un lecho, el de Procusto
y supo sobre él hacer la historia.....
No el insulto procaz ni la diatriba,
pudieron traicionarle sus designios,
pasó por ellos sin quemarse nunca;
las ascuas nunca quemarán al genio.
El pueblo peruano es noble.
¿Quién lo ignora ni lo duda?
El pueblo peruano sabe
que en la unión está la fuerza.
No en vano lleva en su escudo
enclavada la riqueza
con lazos de amor fraterno,
los laureles y estandartes,
y el Sol que alumbra en el Ande
columbrando la esperanza.
Por eso es que, el Mariscal
le llevara en su armadura;
y, allí, con el pueblo unido
la oración al cielo sube
el anhelo de los hombres
al filo de las batallas
Castilla vence a la duda
y asegura el porvenir,
el porvenir de su patria
¿No es tal vez el del hogar?
¿Y los códigos augustos
no son la prenda segura
de un tranquilo bienestar?
¿Y aquella cuestión tan sabia
de la Ley Electoral?
Las leyes, siempre las leyes.
Quien vive siempre con ellas
sin apartarse jamás,
tendrá su puesto seguro
allá, en la inmortalidad.
Cuando se quiere pisotear las leyes
allí estará él como esos rayos
que purifican ámbitos obscuros
y la ambición torcida de los hombres.
No es un soldado más
ni es un caudillo,
es el soldado genuino de la raza
el verdadero intérprete del pueblo
que no tuvo para él ninguna duda.
Le prestará más brillo a su uniforme
el que fue de la raza de los cóndores.
Los pueblos libres nunca se equivocan
cuando van a elegir a un mandatario;
tienen la palpitación del visionario
que jamás se transtorna ni se espanta.
A conducir la nave del Estado
lo llevó su coraje y su civismo.
Él corrigió esa armonía rota
que vino sobre un barco sin derrota
y allí que un precursor quedara mudo.
¿Quién pudiera soñar esa ventura
que salió de su mano fuerte y ruda
pero firme y segura hacia el futuro?
Clarines en Junín, en Tumbes, llamas;
en La Palma tronando las trompetas;
allá en su tempestad, serena calma
y en esa calma la genial tormenta.
La noche disipada quedó un día.
¿Dónde el poeta canta esas proezas?
¿Dónde esas glorias de Castilla? ¿Dónde
que él llevara en dosel de bayonetas?
Que vibren las ideas, cual saetas,
que resuenen vibrantes como látigos,
al que infamar pretenda (xxx) Castilla
de grandeza inmortal y gran renombre.
No se ensalza a los héroes con palabras
que resuenen en (xxxxxx) sin tambores.
Castilla fue del Creador, la mano
que puso perlas donde no hubo nácar.
¡Oh padre de la raza!
¡Hombre fecundo!
¡La llamarada intensa de tu afecto
era tan grande como lo es el mundo!
¡Abriste el corazón al negro esclavo
y lo encontraste con el alma blanca!
Pierde el Derecho su insensible fuerza,
cuando se encuentra en manos de tiranos
la Democracia es la palabra vana
con que muchos encubren su desprecio,
mas con Castilla fuera el instrumento
del libre juego de pasiones nobles.
Castilla tuvo para nuestro pueblo
la incontrastable fuerza de los hechos
¡Oh libertad sagrada que a (xxxxxxx)
la llevaste a morir en el suplicio!
La libertad que hiciera el gran Castilla
va por la senda enhiesta del Derecho.
Y así, la gratitud de los peruanos
forjó la tradición a su memoria.
Castilla es personaje legendario
que se pierde en la noche de los tiempos;
de la República que salió en sus manos
purificada de la gran tragedia
que quiso sepultarle en la desdicha.
Sí, Platón le inspiró. Puso otros menos
en el viejo palacio de Pizarro;
con Montesquieu soñó
y en sus delirios
quiso hacerla otra gran Grecia con nuestra América.
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Hay una isla solitaria y triste
donde vive muriendo el egoísmo,
está con las raíces sepultadas,
en el horrendo abismo del infierno.
Allí van a vivir los que se envuelven
en sus sombrías copas de avaricia;
los que pretenden sojuzgar al pueblo
con su ambición sin límites y vicios....
Y existe un paraíso delicioso
que es el vergel de las virtudes santas,
donde van a morar los que vivieron
santificados por su amor al pueblo.
No hay castigo más grande que el olvido;
ni hay un premio más grande que el recuerdo.
¡Jamás se lamen las cadenas de oro,
pero besamos las cadenas rotas.
¿Y qué es el pueblo? No serán acaso
las fuerzas vivas que al Perú le dieron
todo lo que es y que será más tarde?
Energía y esfuerzo imponderables,
voluntad de vivir y hacer amable
a su país por rutas de progreso?
¿No será el pueblo resignado y fuerte
que soporta los triunfos y fracasos
sin alterarse nunca ni quejarse,
dale que dale sin hacer alardes
con el orgullo que le da la raza?
Es un crisol que funde eternidades
y obedece a un designio inescrutable.
El día que veas
los cielos celestes
las nubes violetas
marchar a lo lejos
dejando en el aire
perfumes muy suaves,
esencias de oriente,
la visión perfecta de la vida amable;
la risa secreta
volverse la euforia de la pandereta
música en el aire, músicas marciales;
vibrando presentes las horas mejores;
muriendo la angustia
que en las almas buenas
dejaron las penas
de las viejas metas;
lejanos pasados,
en siglos ya muertos
dirás que era cierta
la visión perfecta
de ese gran profeta
¡Castilla! ¡Castilla!
te dirá la historia,
tuvo en sus probetas
fórmulas completas,
fórmulas concretas
que al Perú faltaban
de sus realidades.
Legiones de leones
rugirán altivas.
¡Castilla en el centro
de los corazones!
Cantarán los campos,
la tierra fecunda;
y allá, en las escuelas
rondarán los niños
junto a sus maestros
loando a Castilla.
Futuros que empiezan,
músculos que avanzan
hasta en los colegios
y universidades.
Y allá por los trojes
dirán los labriegos,
dirán los obreros
dirá el campesino.
¡Cantad a la raza!
¡Cantad a Castilla!
hombre que en la vida
sembró la esperanza...
De una patria fuerte
de una patria unida.
¡Castilla! ¡Castilla!
Castilla, levanta...
¡Que canten los hombres,
qué canten los niños,
mujeres y viejos,
que canten, que canten
toda la grandeza
de Ramón Castilla!
¡Castilla! Nombre grande.
Estás bendito
y hoy que se cumple un siglo
de tus hechos
tu memoria inmortal será una estrella
grabada para siempre en lo infinito....
Cuando mueren los cóndores, las sierras
se ponen a llorar diez mil tristezas...
No morirá en su cama,
estaba escrito.
Allá se extinguirá con su proclama
de una patria feliz y para siempre
en la fría inclemencia de las pampas,
sonándole en el pecho los tambores
que escuchara una vez en Ayacucho....
En el hosco desierto, en Tiviliche,
allá por esas dunas, a caballo
cual si fuera un Roldán de Roncesvalles,
tajante hiere con su espada muda
el huracán que sopla ante sus plantas....
Y la muerte callada vino triste:
una patria feliz, un Perú grande
con la firmeza enorme del granito...
Era su voz que se extinguió de pronto
como el ruido apagado de volcanes.
El gran Castilla surge visionario
a reclamar su puesto ante la historia.
Bolívar, Jorge Washington, Sarmiento
Abraham Lincolnn son los manes
de sus patrias respectivas que acompañan
para ingresar al templo de la gloria
al genial libertador peruano del esclavo
las más puras glorias militares del pasado,
las de ínclitos soldados
que arma al brazo defendieron
el honor de sus patrias y su honra
le acompañan cantando sus proezas,
al gran templo que van los inmortales.
El Mariscal Castilla resplandece
como el acero brilla en los cañones
que repletan de salvas el espacio...
A su tumba de mármol acuden leones,
la raza negra rompe sus cadenas
y en un nido de cóndores reposa
el adalid supremo de la raza.
¡Oh patriotas! ¡Alzad los pabellones!
que en el ronco tronar de los aviones
se oiga el nombre inmortal: Ramón Castilla
y que nunca se esfume el horizonte
que imaginó para su dulce patria.
Hoy que se hace justicia a su memoria,
hay que exclamar: Castilla, tu recuerdo
no acabará jamás en nuestra historia.
Él, que tuvo de Grau el heroísmo
de Bolognesi, su valor tranquilo;
que despreció a la muerte desdeñoso
en el fuego tremendo del combate.
Él, que prendió la lámpara votiva
a los manes sagrados de la patria,
que de Bolívar tuvo la bravura
y del sereno Sucre la dulzura.
Él, que tuvo en sí mismo la grandeza
sin conocerla apenas por ser grande,
que en sencillez afable sonreía
ante un grave problema inexplicable.
Supo ser gobernante democrático.
¡Qué gran ventura¡Coordinar la fuerza
con el solemne cuerpo de las leyes!
Y así, de inalterable, era su temple,
cual la hoja de acero toledano
que se dobla y se dobla y que no pierde
la pujanza tremenda de su fuente.
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Y ya al obscurecer de aquella vida
en que la gratitud había puesto
las cantutas y mirtos en su frente
se fue por la antesala de la historia
a esperar a la gloria con su muerte...
La Fama susurró, quedo a mi oído:
¿Has acabado de contar la historia
del gran peruano Don Ramón Castilla?
¡Míralo! Arriba lo llevamos todas.
Es lo mejor que hubo aquí en tu patria.
Y las Musas, la Artes y las Gracias
se elevaron al cielo con sus mantos.
Y ¡Oh Prodigio! con ellas a Castilla,
al genial Mariscal iban llevando
entre el sonar de músicas celestes
de violines, de quenas y de arpas.
Trujillo, 26 de abril de 1954.
Firmado: Ulises Robles Viera
Anotación al margen: Para corregir.
ORIGINAL DE DONDE SE HA SACADO
EL POEMA COMPLETO PUBLICADO.
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